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Compostera en casa: un pequeño gran cambio

En Campiglia creemos que construir un país mejor empieza también por lo que sembramos en nuestra vida diaria. Por eso, en el marco de nuestro compromiso con el cuidado del medio ambiente, dimos un nuevo paso: creamos una huerta en nuestra oficina y comenzamos a compostar nuestros residuos orgánicos.

De la mano de @quierohuertaencasa, realizamos nuestro primer taller de reciclaje y compostaje, en el que aprendimos prácticas simples pero poderosas para reducir el impacto ambiental y mejorar la calidad de vida.

¿Por qué es importante reciclar y compostar?

- Reduce el volumen de residuos que generamos.

- Conserva recursos naturales valiosos.

- Disminuye la contaminación del aire, el agua y el suelo.

- Ahorra energía y mejora la salud del planeta.

- Devuelve a la tierra nutrientes esenciales para nuevos cultivos.

Un dato que sorprende: cada habitante de Montevideo puede desechar hasta 1,1 kg de residuos domésticos por día. De ellos, más del 30% son reciclables. ¡Y muchos pueden convertirse en compost!

¿Cómo se hace el compost?

El compostaje consiste en transformar residuos orgánicos como restos de frutas, verduras, yerba, cáscaras de huevo y hojas secas en abono natural. En nuestra oficina, comenzamos separando estos residuos en origen, colocándolos en una compostera y alternando capas de material húmedo (restos de comida) con material seco (hojas, cartón, aserrín).

A través del tiempo y la acción de microorganismos, el contenido se va descomponiendo hasta convertirse en un compost oscuro, sin olor desagradable y rico en nutrientes.

¿Y qué hacemos con el compost?

El compost que generamos es utilizado en nuestra huerta. Gracias a este abono natural, mejoramos la calidad del suelo y promovemos el crecimiento saludable de nuestros cultivos. Es una forma de cerrar el círculo y devolver a la tierra lo que ella nos da. El proceso dura de 2 a 6 meses.

¿De qué depende el tiempo que lleva hacer compost?

●      Temperatura: en climas cálidos el proceso es más rápido.

●      Aireación: si se revuelve el compost con frecuencia, los microorganismos trabajan mejor.

●      Tamaño de los residuos: cuanto más pequeños los restos (ej. verduras picadas), más rápido se descomponen.

●      Proporción equilibrada de materiales: se necesita una buena mezcla de materiales húmedos (restos de frutas, verduras, yerba) y secos (hojas secas, cartón, papel sin tinta).

●      Humedad: el compost debe estar húmedo, como una esponja escurrida; si está muy seco o muy mojado, se frena el proceso.

¿Cómo saber si el compost está listo?

●      Tiene color marrón oscuro.

●      Su textura es suelta, como tierra fértil.

●      Huele a bosque o tierra húmeda (¡nunca a podrido!).

●      Ya no se reconocen los restos originales (no se ven cáscaras o residuos enteros).

En Campiglia asumimos este compromiso como parte de nuestra responsabilidad. Sabemos que los grandes cambios comienzan con pequeñas decisiones cotidianas. Nos llena de orgullo saber que desde nuestro lugar podemos generar conciencia y acción. Nosotros ya empezamos. 

Y vos, ¿te sumás a transformar el futuro desde tu casa?