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Nota al Ing. Eduardo Campiglia en suplemento “El Empresario” del diario El País.

“Vamos mejorando, pero despacio”, dice el empresario sobre el desarrollo de Uruguay. La prioridad, agrega, es trabajar en el sector educativo, porque de allí derivan la inseguridad y la exclusión social”

Eduardo Campiglia, fundador y director de Campiglia.

Nació en Montevideo, tiene 77 años y es ingeniero civil por la Universidad de República (Udelar). Tras sus inicios en la zapatería de la familia, Campiglia forjó su carrera en el sector de la construcción y el desarrollo inmobiliario, donde su empresa opera desde hace 46 años. Casado, con dos hijos y cuatro nietos, hoy en día disfruta de compartir con los más pequeños de la familia, jugar al tenis, pasar tiempo en el campo y armar su colección de autos a escala.

Según el empresario, Uruguay cuenta con “posibilidades brutales” para avanzar en su desarrollo -gracias a atributos como la estabilidad social, la seguridad jurídica y reglas de juego firmes que fomentan la llegada de inversiones-, pero para concretar ese objetivo es imprescindible trabajar a largo plazo en mejorar la educación. “Es el principal problema” del país, sostiene Campiglia, porque además es la raíz de la inseguridad y de la desigualdad social. Al mismo tiempo, se muestra optimista sobre el sector inmobiliario y de la construcción. A continuación, un resumen de la entrevista que mantuvo con El Empresario.

-Campiglia tiene 46 años de trayectoria. ¿Qué ha llevado a la empresa a perdurar? -Desde que empezó la empresa, siempre pensé a largo plazo. El objetivo principal era concretar cosas más que resultados. Por supuesto, los resultados siempre se persiguen porque si no la empresa no puede subsistir, pero mi sueño siempre fue pensar a largo plazo. Nosotros actuamos de acuerdo con lo que pensamos. Uno de los capitales más importantes que tenemos es la confianza de los que nos conocen y que saben que lo que decimos es realmente lo que pensamos. Vamos directo al grano, lo que a veces me ha costado perder algún negocio, pero no me arrepiento. Esa cultura ha permeado en los jóvenes de la empresa. Tenemos mucha gente que empezó siendo estudiante o como pasante y hoy algunos ya se están jubilando, luego de haber hecho carrera acá.

-¿Cómo se presenta el mercado de la construcción en la actualidad? -Hay mucha oferta. Al ser la economía de Uruguay más estable que la de los vecinos, han venido muchos argentinos que aprecian esa característica, si bien nuestro mercado es pequeño y no permite un gran crecimiento. Pero hacer algo en un lugar donde hay certezasseguridad jurídica y valores nacionales apreciados, atrae al inversor.

-Se ven obras en diferentes barrios de Montevideo. ¿Hay espacio para seguir desarrollando proyectos en la ciudad o se debería mirar a otros puntos? -Históricamente hemos hecho proyectos en lugares no tan tradicionales. Por ejemplo, recientemente hicimos uno en Avenida Italia y Concepción del Uruguay. Al final se construyeron varios edificios y la zona cambió. Creo que eso es lo que hay que tratar de hacer para seguir mejorando la ciudad. Los promotores tenemos claro que hay que llegar a sectores de la población con ingresos más reducidos. Estamos frente a una oportunidad; al haber mucha oferta de vivienda promovida, los valores de los alquileres han bajado en moneda constante, y además los apartamentos con menos prestaciones se alquilan más barato, entonces personas con menos recursos pueden acceder a apartamentos más dignos.

-Siempre se habla de los proyectos en desarrollo. ¿Hay mucha obra parada en Montevideo? -En general, no. Por lo menos nosotros no iniciamos el edificio si no tenemos respaldo real; me refiero a los inversores para que el proyecto se concrete. Lo que no vendemos, lo alquilamos y lo vendemos después, entonces a largo plazo termina siendo un buen negocio. Recuerdo que hace 30 años, cuando estábamos por empezar Torres Náuticas, fuimos a Chile. En ese momento la renta en Montevideo era el 12% anual, y en Santiago la mitad. Entonces le preguntamos al promotor, “¿cómo hacen acá?”. Y me dice: “Si la renta es poca o no muy buena no importa, lo que importa es la valorización”. Por ejemplo, para desarrollar Cosmos -un proyecto muy importante de usos múltiples, en el cual participamos dirigiendo y gerenciando la obra- se creó un fideicomiso en el cual invirtieron las AFAP considerando la posible rentabilidad del negocio más la valorización.

-Los proyectos inmobiliarios cada vez incluyen más amenities. ¿Cuánto pesa ese factor en la decisión de compra o alquiler de un inmueble? -Hoy en día se ofrecen más servicios, como seguridad, cowork y gimnasio, barbacoa, entre otros. A diferencia de lo que sucedía antes, ahora los espacios comunes mueven la aguja. Allí la gente se relaciona. Entonces, las personas valoran estar en un lugar más confortable. Hoy se habla mucho de la experiencia, de disfrutar y generar comunidad.

Eduardo Campiglia, fundador y director de Campiglia. 

-En una mirada general, ¿qué le falta al país para avanzar en su desarrollo? ¿Qué temas le preocupan de Uruguay pensando a futuro? -El principal problema es la educación. Yo fui a la escuela y a la universidad públicas y me siento eternamente agradecido. Era el hijo del zapatero e iba a la escuela con el hijo del verdulero, del policía, del médico. Nuestro compromiso con la educación es activo, apoyamos a escuelas en las zonas donde intervenimos y también tenemos un plan de apoyo a instituciones enfocado en la educación y salud de niños y adolescentes en contextos vulnerables. Es un tema cultural. Hay escuelas con un nivel excepcional, buenos maestros, directores y comisión de padres, pero hay que seguir trabajando en educación porque atrás de ese problema vienen los temas de seguridad y de exclusión social. Es un círculo vicioso, así que hay que invertir eficientemente. Entonces, hay que trabajar mucho, sino en el futuro la brecha social será mayor.

Hay que seguir trabajando en educación porque atrás de ese problema vienen los temas de seguridad y de exclusión social.

-Además, sin educación es difícil para las nuevas generaciones acceder al mundo del trabajo, que cada vez exige saber más. -En definitiva, pienso que vamos mejorando, pero despacio. Una de las cosas que tenemos, que es un valor importante, es que los que se van del país a trabajar afuera, les va bien y quieren volver, porque acá hay una convivencia que todavía tiene mucho valor. Es decir, tenemos un capital brutal, tenemos comida, paz social y somos tolerantes, pero todo puede cambiar si no se atienden a tiempo los problemas.

-En alguna entrevista contó que en el inicio de la empresa barría y hacía lo que hiciera falta. ¿Qué importancia tiene esa filosofía al conducir una empresa? -Me siento orgulloso de la gente que trabaja conmigo. Ahora voy menos a la empresa. Siempre intento contagiar y el respeto se gana no por autoridad sino en el hacer, con el ejemplo, porque lo que te pido, estoy dispuesto a hacerlo. Esa es una de esas cosas por las que vale la pena tratar de mantener la empresa a largo plazo. Es una forma de devolverle a la sociedad un estilo de trabajar, de cumplir, de cultura de trabajo y de respeto por las personas y los clientes.

-Después de más de cuatro décadas de trayectoria, ¿qué planes de crecimiento o lanzamientos prevé la empresa a futuro? -Además de estar entregando el proyecto más importante del país en los últimos tiempos como es el complejo de usos mixtos Cosmos, frente al Puerto del Buceo, contamos con varias obras en carpeta en distintas zonas de Montevideo amparados en la ley de Vivienda Promovida. También estamos presentando un proyecto en la Península de Punta del Este, en una zona excepcional, ideal para vivir bien todos los días del año. Estamos muy entusiasmados y trabajando en poder realizar los lanzamientos de los nuevos proyectos para seguir construyendo un país mejor y con más oportunidades. 

 Fuente: Suplemento El Empresario, diario El País Fecha: viernes 3 de octubre de 2025