Campiglia: “acá erramos menos, pero vamos muy despacio”

Miércoles 06 de Abril del 2011

Para el empresario Eduardo Campiglia, los tiempos de decisión  “son muy largos”, “lentos” y con el agravante que “cualquier cosa que vos vas a hacer en nuestro país genera una corriente de oposición, en lo que sea”. Para el Ing. Campiglia, “en Argentina, las cosas para bien o para mal se deciden y van para adelante; acá, quizás erramos menos, pero vamos muy despacio”.

Con varios proyectos de inversión en su hoja de ruta, la firma Campiglia Construcciones en los próximos meses inaugurará 30 viviendas de interés social cuando a nivel de gobierno aún resta la reglamentación de la ley que el propio presidente José Mujica promueve como buque insignia de su gestión. A continuación el diálogo de G&N con el Ing. Campìglia.

-Con varios proyectos inmobiliarios en ejecución, tanto en Montevideo como en el interior, y otro tanto en la agenda de trabajo para los próximos meses, ¿cómo vislumbra el panorama del sector inmobiliario?

-M gusta hablar de una continuidad en la realización de nuestros proyectos. Me gusta hablar de emprendimientos concebidos en el marco de un plan de trabajo a largo plazo. Hay que tomar en cuenta que hay proyectos que se van a realizar 17 años después de la adquisición de la tierra. Estudiamos la situación con mucha anticipación. Cada proyecto realizado es el cumplimiento de una etapa dentro del plan de trabajo a largo plazo. Las cosas se dan despacio pero se van dando. Actualmente, estamos observando con interés el proyecto de construcción de viviendas de interés social para sectores medios y económicos.

-¿Cómo pueden colaborar los promotores privados de la construcción con los objetivos sociales  fijados por el gobierno?

-Hemos mantenido una reunión en la Asociación de Promotores Privados de la Construcción (Appcu) ya que hay firme interés en apoyar esta idea de realizar viviendas de interés social. En total, estarían comprendidas unas 60.000 viviendas de interés social. En Montevideo hay muchas viviendas desocupadas, pero que no están en condiciones de ser utilizadas, que se encuentran en malas condiciones. Recuperar estas viviendas es más costoso que construir nuevas. Reciclar viviendas antiguas es muy costoso y a veces tampoco es adecuado para cumplir con el fin de interés social porque se alcanzan valores mayores.

-¿Usted tienen proyectos de viviendas de interés social en ejecución?

-Hemos iniciado una experiencia en el mismo predio donde está la sede de nuestra empresa, pero con frente hacia la calle Ciganda. Ahí estamos empezando un proyecto piloto de treinta unidades: 2 dormitorios con 55 metros cuadrados y 3 dormitorios de unos 70 metros cuadrados. De esos tenemos varios proyectos; en el Prado contamos con un terreno donde tenemos proyectadas otras 70 unidades de este tipo de viviendas.

-¿Mientras a nivel oficial se habla de una inminente reglamentación de la Ley de Promoción de la Vivienda de Interés Social, usted prácticamente está finalizando el primer emprendimiento de interés social?

-Es así. La obra va a estar pronta a fin de año, pero no sé si llegamos a tiempo de entrar a los beneficios fiscales previstos en la normativa. Se decía que la ley salía en diciembre, enero o febrero, marzo… ahora saldría la reglamentación en abril. Para la realización de nuestro proyecto ni siquiera tuvimos préstamos del Hipotecario… En ese momento, no nos dieron el préstamo, porque se le había concedido el préstamo a Alpargatas. Actualmente nos encontramos con que Alpargata no se terminó y nosotros terminamos nuestro proyecto.

-A estas casas de Vilardebó, ¿cómo se va a poder acceder?

-Yo quisiera que ingresara el Ministerio de Vivienda o el Banco, porque entraría con los beneficios fiscales previstos en la ley de promoción de la vivienda de interés social, pero hace casi 4 meses que estamos esperando… Van a estar terminadas las casas y seguimos esperando que salga la ley. Ese es el problema.

-¿Cuál va a ser el valor de las casas de interés social de Campiglia?

-El proyecto lo estamos terminando de definir, las unidades de dos y tres dormitorios estarán en el entorno de US$ 80.000 y US$S 95.000.  La forma de pago será mediante una entrega muy razonable y el saldo financiado  en pequeñas cuotas, similares a un alquiler, hasta en 25 años con un banco de plaza.

-¿Los tiempos de decisión del Estado inquietan?

-Lo importante, a nivel de las instituciones del Estado es que respondan rápidamente. Ya nos ha pasado que tenemos propuestas, pero que al final demoran demasiado la contestación de si sirve la idea o si no sirve… Los tiempos de decisión son muy largos, las cosas en Uruguay pasan más lentamente. En Argentina, las cosas para bien o para mal se deciden y van para adelante; acá, quizás erramos menos, pero vamos muy despacio.

-En esta zona del puerto Buceo, que registró un crecimiento explosivo con el impulso de los promotores privados de la construcción, si los proyectos quedaban en manos del Estado todavía se estaría debatiendo la primera torre.

-Mire el puerto de Montevideo… Me recibí hace más de 30 años y una de las primeras conferencias que asistí fue la del ingeniero Álvarez Massa, quien hablaba del proyecto de puerto que ya tenía como 40 ó 50 años, que es el proyecto de puerto nuevo que estamos hablando hoy. Este es el tema del Uruguay en el Siglo XXI. Las cosas que estamos por concretar hoy en el puerto, que es un puerto realmente hermoso y con muchas posibilidades, tiene más de 50 años. Estamos discutiendo si se hace o no se hace desde hace 50 años. Las cosas en Uruguay van lentas. Se anunció que se iba a construir una torre en el Mercado Modelo,  y ya apareció un cartel de un comité de vecinos contra la torre. Cualquier cosa que vos vas a hacer en nuestro país genera una corriente de oposición, en lo que sea. Yo lo veo en las empresas privadas, que decimos que estamos dispuestas al cambio, pero no es fácil  cambiar la forma de pensar. La tendencia a seguir haciendo las cosas como antes es real. El cambio en general viene por la gente más joven; en Uruguay somos un país de gente mayor. El porcentaje de jóvenes es bajísimo, y el porcentaje de jóvenes que siguen estudiando, también es muy bajo.